Mi verso es un monstruo de uñas largas
con el que hago el
amor todos los domingos.
Que te lo cuente mi espalda.
He visto los celos en tus ganas,
cada vez que me la has visto
arañada
y has oído sus historias.
En plural, ya lo sabes.
Tu tristeza me busca,
y yo todavía no he aprendido a decirle
que no.
Me busca, porque es tan adicta al drama como yo.
Aunque últimamente todo duele un poco menos,
y tengo la fiera de
dentro dormida,
precisamente por eso,
porque la espina ya no escuece tanto.
Desde que solo follamos,
no siento las copas rotas
que
seguían bailándome en el estómago,
ni los arañazos cada vez que me roza una esquina
de cristal.
El médico me ha dicho que tengo un soplo en el corazón.
Ha tenido que ser un exceso de suspiros.
Que entre sístole y diástole
debió cruzarse aire susurrando tu nombre.
Pobre corazón, menudo susto.
Me lo tienes descuidado y triste.
Pobre corazón, menudo susto.
Me lo tienes descuidado y triste.
Los poemas que chorrea
cada vez que me abre las venas
para
soltar sus explosiones de tristeza,
empañan un silencio insultante y
aplastante,
porque te llevaste contigo todas las cosas que hacían ruido.
Nos robaste todas las canciones,
y nos hemos quedado a medias
escribiendo la letra más triste del
mundo.
Sin ti, somos una palabra fea sin acento ni entonación.
Una carta de amor que no puede escribir un te quiero.
Una mujer fatal enamorada hasta las trancas de cualquier
idiota.
Somos los protagonistas de una comedia dramática,
en la que
el desengaño, más que la historia, son los actores.
Escogerte nunca fue una opción,
quedarme contigo no era un
planteamiento válido,
todo lo falaz se escondía en tu boca,
imagina lo que es
besar eso,
o versar sobre eso.
Ya casi no noto que estoy sola cuando estoy sin ti,
porque
estar contigo es otro tipo de soledad,
la soledad del que decide dar un paseo
por el borde del precipicio
y escoge el camino peligroso,
el de querer,
mientras que tú, escogías el cómodo,
el de que te quieran.
Así que ahora que ya
he caído todos los kilómetros
que pueden recorrerse en perpendicular,
ahora que
toqué fondo
y me ahogo en un mar sin arena,
llenito de ausencia,
y me ahogo en un mar sin arena,
llenito de ausencia,
hago el amor con los versos que te escribo,
y me dejan más marcas
que tú,
porque mi verso es un monstruo de uñas largas que me gusta tirarme
todos los domingos,
cuando estar sola duele más y cuando recordar
se pone de moda en mi habitación,
justo a las doce y media, más o menos a la hora en que sé que tú ya sueñas, y que no es conmigo.
Más o menos en el momento exacto en que empieza otro lunes de mierda.
se pone de moda en mi habitación,
justo a las doce y media, más o menos a la hora en que sé que tú ya sueñas, y que no es conmigo.
Más o menos en el momento exacto en que empieza otro lunes de mierda.