miércoles, 2 de febrero de 2011

De un loco para otra loca

Perdido. En lo más hondo del pozo. Triste. Solitario, en ese fondo oscuro y húmedo. La lengua ya solo distingue el sabor amargo, la boca pastosa, entre humos la noto seca, pero no bebo agua, solo ron, cual bucanero sin pata de palo ni parche en el ojo, pirata sin vela, ni barco, ni tesoro, ni cofre, ni corazón que esconder. Ya no sé ni leer un mapa que me indique como salir de este agujero. Echo de menos hasta lo que antes echaba de más.
Pero algo ha cambiado. Ha aparecido.
Ella me ha salvado, ella me ha sacado del abismo, me ha rescatado de la oscuridad de la cárcel de mi fúnebre cabeza. Cada uno de esos diminutos dientes, piezas de puzzle que forman esa preciosa sonrisa, me iluminaron la salida.
Ella es la gota que colma el vaso, que consigue que todo fluya...
Mi corazón se desborda.
Y siento cada latido anunciar el fin, como si el corazón diese su ultimo vuelco cada vez que parpadeo y al abrir los ojos me encuentro esto:
Y siento que en ese instante podría morir.