miércoles, 11 de enero de 2017

Mi verdad

Mi verdad
(Acerca de unas manos que sujetan).

Yo era una gota de agua;
nací del rocío de una rama de chopo
cristalizada por la noche
que se rompió en mil pedazos
al alba
y por amor,
como todo lo que se hace añicos.
Llegué a sus manos casi congelada
y me deshice en su calor.
Mi piel se convirtió entonces
en la suya.
Me rompí para que me reconstruyeran,
-porque podían-,
e hice lo mismo con cada una de ellas.
Empezamos despacito,
a acercarnos hasta que nos tocamos,
y mi hombro se sujeto en el suyo,
y su hombro en el suyo
y así sucesivamente,
hasta que volvieron al mío.
Primero fuimos un reguero,
y después un río,
y al año siguiente una corriente indómita
y al siguiente un mar de verdes
y al siguiente un océano,
y pronto dejamos de distinguir nuestros límites
y nos fundimos con el cielo.
Nos vimos, de repente,
entralazadas, como ramas,
pero esta vez, inquebrantables.
Y nos desvestimos, ajenas al tiempo.
Entonces nos volvimos tan inabarcables
que descubrimos el amor verdadero.
Aquél que te aprieta la mano,
te besa en un abrazo,
y te devuelve al camino cuando el obstáculo deshace tu rumbo.
Ese amor verdadero que te salva
hasta de ti.
El que hace que crezcas un par de centímetros
porque paseas a su lado.
El que te acompaña por la vida
a través de la vida
y sobre todo, 
en su contra.


Mi amor verdadero son ellas 
que han plantado flores en mis huellas
para que cada vez que vuelva atrás
ame el camino
y jamás me pierda.
No sé mucho más de las cosas,
pero esa es mi verdad.





Guerrera

Si la vida pudiese responder
a todo aquél que le pregunta
cómo debería vivirla,
hablaría de la lucha,
de la supervivencia
y de ti.
Hablaría de declararle la guerra
a la misma noche,
de librar batallas contra la sobriedad
hasta el amanecer
y ejercitar los músculos de la risa
hasta que duelan.
Hablaría de tu manera de bailar
hasta el silencio.
De tu constancia, de tu insistencia,
de cómo sigues andando
aunque tus tobillos se tuerzan.
Hablaría de tus manos
dedicadas a cuidar,
y de cómo renuevas la idea
de que un granito de arena
puede cambiar el mundo
cuando las personas se comportan como tales.
Diría que eres la respuesta
porque eres cierta,
hundes a la duda
y enseñas que es más fácil la felicidad.
Contaría que eres verbo,
y que has sido posible en todos los tiempos
porque no dejas de suceder,
como ella.
Si la vida pudiese escoger su definición
te daría la palabra,
porque la llevas pintada,
porque luce en tus pestañas,
porque estás y eres acción.
Si la vida pudiese escoger su definición,
te elegiría.