martes, 25 de octubre de 2011

Así

Si me pierdo reviviendo tan solo sus pupilas ¿qué va a ser de mí cuando me lo  encuentre? Todo empieza a girar, a dar vueltas, a ser desconcertante. Cómo la falta de orientación que me lleva a esas calles estrechas de las que ya no sé salir.
Cómo cuando una simple fantasía me llevó a un callejón oscuro dispuesta a violarme los recuerdos. Y así los revivió.
Cómo pretender esconder el mar en una botella de cristal para mandarlo envuelto en un folio navegando por la nada que dejaste tras el barrido de tus pestañas. Escritas en el mar todas tus costas, a mi ya no me quedan limites de entendimiento, control, represión de mis ganas de recorrerte otra vez. Tengo ganas de arena. Ganas de mar. Ganas de azul. Ese fue siempre tú color ¿verdad?
No-me-dejas-escapar-no-me-dejas-escapar-no-me-dejas-escapar.
Y yo quiero huir.
Cómo cuando te rehuyo (enfatizando el "re" de una y otra vez) para no pensarte, vivirte o soñarte. Que no puedo permitirme el lujo de revivir tus lunares, repensar tus palabras, 'resoñar' tus gestos.
Cómo cuando quise aparentar que nunca habías existido, ejecutando hasta a tu nombre que se volvió impronunciable y contra mí.
Ódiame, empujame, pisame, matame... pero no me pidas que vuelva...

a caer.

domingo, 16 de octubre de 2011

.

Por lo menos puedes estar seguro de que aunque no te quiera, no te olvido. Siempre que busco refugio en una piel, evoco la tuya, morena, con tus lunares, cicatrices y detalles. Tal vez mi memoria no guarde tus momentos o aquella vez que tú dijiste aquello y yo me reí por lo otro, pero tus detalles siguen refugiados en ese rincón que tanto te resistes a desocupar.
Quizás es porque nuestros latidos siguen entendiendose con el mismo código morse que usaban antaño cuando eramos tan inexpertos y nuestros corazones gritaban tanto, cuando latían a la vez.
O que quedo tan desempolvada cuando sin remedio me toca hacer limpieza a fondo, cada vez que me abren cual reliquia después de tanto tiempo, que solo tú me llenas los sueños de polvo(s). Siempre supimos ser a la perfección, dos cuerpos buscando estrangularse. Aunque sigamos con nuestro eterno "cuando tu vas yo vengo"... ¿recuerdas lo bien que encaja tu mandíbula en mi cuello?
No quería aceptarlo, pero he tenido tantas ocasiones de comprobar lo que me pasa por dentro cada vez que me rozas, que si sigo negandolo terminaré cayendo en la mentira más tonta, la mía. Te encantaría leer esto, disfrutas cuando reconozco que me equivoco.
Pero da igual, porque me muero de impaciencia y sé que tú, que estás siempre sin estar del todo, no vas a investigar si alguna vez te escribí en aquellas letras semisecretas. Puedo asegurarte que esta no es la primera. Aunque también debo admitir que han sido pocas. Fue demasiado el tiempo en que te odié.
Sé que no será bueno a largo plazo para los dos revivir un recuerdo, para mi es pasado pisado, para ti, un presente en el que se te olvidó conjugar el verbo amar y ninguna de sus connotaciones se acuerda de ti, y sin embargo no puedes evitar apetecerme.
Me apetece todo de ti.
Me apeteces como mi helado de limón y vainilla en invierno, o los gofres con chocolate caliente en verano. Me apeteces a destiempo, como siempre.
No sé si llegaste a entender nunca, que cada uno de mis mordiscos se dirigían a tu yugular embriagados de una demencia dominada por la idea de comprobar a qué sabes. El alcohol y el humo de tus besos mezclados con ese chocolate... eres un postre delicioso, aunque empalagues.

jueves, 13 de octubre de 2011

.

Y yo que voy perdiendo mis acentos por el camino, que ando y termino por desandar, deambulando de aquí para allá por las calles de Madrid. Me quedo sin sal y pimienta que le den sabor a esta piel a la plancha seca y falta de besos, tan insípida...
Busco asilo a las 7 de la mañana en medio de un frío que estremece todo el cuerpo menos el corazón... el hielo al frío no reacciona. Y divago por las calles caminando por inercia.
No me había parado a pensar, pero cuando tuve que hacerlo, pensé. Y descubrí que no quiero querer querer, que deseo no desear y no hago más que mirar hacía atrás y cagarme de miedo cuando ando hacía adelante. Me da por echar de menos y pensar en el amor, aquél que creía que sentía sumergiéndome en mis mares, con sus profundidades y sus males, y ahora lo único que puedo asegurar del amor es que conozco su definición.
¿Y si fue culpa tuya que te fuiste desgarrando mis tejidos? Yo, que me había cosido a tu corazón y tú arrancando hilos cuidadosamente convinados, dejándome toda ensangrentada y por partes.
Si ya no soy capaz ni de respetar las promesas que me hago a mi misma, como la de no volver a escribirte, como la de no volver a pensarte... Que estúpida intentando convencerme de que ya no te soñaba. Tanto que me equivoqué y ahora tengo que volver a colgar el cartel de cerrado por obras. Una vez saltados dos precipicios y descubiertas dos caídas distintas a vacíos distintos creo que no puedo evitar mirar cincuenta veces bien antes de volver a lanzarme a caminar cerca de los bordes. Bordeando ilusiones que empiezo a pensar que no volveré a dejar que duren.
En un fin de semana he expuesto mi corazón a ser resquebrajado por cada recodo... ya solo me enamoro de poetas, poetas con su misterio, sus palabras, sus voces, su suavidad, que enamoran sin ser conscientes o sin querer serlo y sobretodo... que no son para mí. Poetas que jamás me escribirán. Me quedo con eso, voy a desear solo lo que no pueda tener, voy a volverme loca por lo misterioso, voy a colgarme tan solo del cuello de las letras que llevan otras direcciones. Voy a enrollarme con Morfeo y tendré suministro continúo de fantasías prisioneras en el sueño. Que por favor, ruego, no se hagan realidad.