sábado, 11 de febrero de 2017

Donde vive mi letra

Mi bandera no es de colores;
pero ondea imitando al viento
y sobre un fondo blanco,
luce todos mis nombres.
Mi patria es la palabra
que define a quien me habita.

Familia.
Una ciudad
llena de casas
con las puertas
siempre abiertas.

Cada vez que me despido
salgo a la calle abanderada.

Esas letras son el aire limpio
que infla mi cuerpo
y mantiene mi paseo
a diez centímetros del suelo.
Orgullosa.

A veces me preguntan:
- ¿Sabrías explicar qué es el amor?-
Y yo pienso en ellos.

En unas escaleras abarrotadas
de niños que sonríen a la eternidad.
En mejillas frías sonrosadas
y manos jugando con la navidad.
En una cadena de mujeres
que se trenzan el pelo
mientras alguien planta flores
para resucitar sus sueños.
En forofos del Madrid provocando a otro del Barça.
En la risa a las seis de la mañana
cuando entramos, con sigilo, a casa.
En un abuelo enseñando a hilar la lana
mientras canta una canción
que nos recordarán mañana.
Pienso en este motor que bombea
con la fuerza necesaria,
sangre compartida e ilusión prestada.
En el valor borrando las fronteras
de un país que abarca un mundo,
y unido,
no le teme a nada.

Familia.
Un ancla que te permite parar a respirar,
otear el horizonte,
y sopesar los cambios de rumbo.
Una luz que ilumina tu mirada y
te calienta la sonrisa.
Una bandada de pájaros,
bailando con la brisa,
que esquivan
la tormenta.

Familia.
Un faro
que siempre
te espera
de vuelta.