viernes, 4 de marzo de 2016

Como dos gotas de agua

Como dos gotas de agua
que caen en el lugar que corresponde
completando una vida;
así fue como llegaron ellas a su casa.
Y así un pueblo sumó dos,
y un niño aprendió a multiplicar
y las horas pasaron más rápido para aquellos que debían distinguirlas.
Como dos gotas de agua
vestidas con distinta luz
pasearon sus sonrisas húmedas
por la villa más encantada del planeta.
Y así empezaron los juegos,
y así las historias.
Y fueron dos en una
y nunca la una sin la otra.
Como dos gotas de agua,
imitando la magia de parecer iguales
siendo distintas.
Y así un río bañó su risa,
y el sol secó su piel,
y los árboles inmortalizaron nuestro abrazo
y alguien nos contó que el corazón
bombeaba la sangre más caliente en verano.
En verano.
Cuando las niñas crecen
los amigos se convierten en hermanos
las bicis descolocan siempre sus cadenas
los enemigos aparecen en el pueblo de al lado
y los amores son más susceptibles a hacerse daño.
En verano
cuando los lazos más humanos
tienden a convertirse en sólidos alambres
y la luna es cálida y los niños juegan a esconderse de la noche y todo es bueno.
Aquél verano
en que corrimos con cucharas sosteniendo huevos,
buscamos monedas en la harina,
mordimos manzanas colgadas en parejas,
adivinamos el número de casas que había en cea,
y bailamos con nuestras faldas de colores.
Como dos gotas de agua
buscaron el amor en la lluvia
sin saber que esta llora siempre desengañada y solo cree en el amor cuando lo empapa,
el consuelo voló de sus manos
y tuvieron que sostenerse.
Pero siempre encuentran otra oportunidad.
Rápidas, como la luz que atraviesa cada gota
y de la que nace un arco iris
Como agua que nunca cae sola.
 
Como dos gotas de agua
Llegaron a donde corresponde,
ocupando su lugar en nuestra hierva, en nuestra mesa, en nuestro banco, en la piedra del castillo que escalamos.
A la orilla de un río que baño nuestra risa,
y en un árbol que guardó en su corteza nuestro abrazo.