jueves, 14 de octubre de 2010

Perdido el rumbo en el fluir de los sueños...



Sale de clase, traspasa la puerta de salida tras releer el "empujar", no hizo falta, alguien más rápido salia delante y ya no está... la puerta cae lentamente detrás de él, suspira y saca un cigarrillo mientras coge aire y refresca la garganta. Fuego, que grande que sea la representación de la pasión. Se sienta en las escaleras y espera, espera. Un chico descarga cajas de un camión, se está dejando la espalda... -"le ayudaria, pero a mi no me pagan..."- el sabe que hubo un tiempo en que ese pensamiento jamás hubiese cruzado su mente, se habría levantado sin pensarlo, con una luminosa sonrisa... pero ahora todo está tan apagado...
-"Un día relajado, solo una clase... Cariño, debes plantearte empezar a tomártelo en serio, te puede el ambiente de relajación y el ir a tu bola, pero la cosa cambiará en cualquier momento, esto no lo regalan, si no me haces caso a mi...(a ti) ¿a quién?... soy Conciencia, la tuya, la que más te quiere y te respeta, y aunque preferirías que fuese de otra manera, nunca te abandonare..."-.
Y así, piensa ,y piensa en las cosas más simples y banales que puede, mientras el cigarro se consume y va y viene entre unos labios que casi han olvidado como se besa y un par de dedos deseosos de volver a recorrer el camino de sus mejillas al cuello, de coordinarse con los otros tres para acariciar su bella cintura, contemplarla mientras fuma a su lado, fijándose en esos delgados dedos unidos a esas pequeñas manos, en sus finos labios, admirando la belleza de esos aparentemente inocentes ojos negros que piden que la bese, pero a él se le ha olvidado como se hace, y ella se va, se aleja, con lágrimas de desamor, acepta que no la quiere y no pregunta, y no quiere saber. Vuelve a recordar todo aquello... -"Que felices, y que buen tiempo hacía en Barcelona, pero que oscuro está todo ahora, ¡coño!"-. Y sueña despierto, sueña en frío, con la mente fingidamente despejada.
Sus pensamientos han degenerado, su descontrolada mente le ha vuelto a traicionar, ha vuelto a perder el rumbo en el fluir de los sueños... otra vez.
De repente tira el cigarro y lo apaga con un -Joder!- y el escozor de los dedos no es ni una milésima parte comparable al del corazón.
Era una mañana de Octubre, los árboles iniciando su otoño, otoño de marrones y verdes, otoño que empieza a secar.