viernes, 30 de agosto de 2013

'gimes a ritmo de rap'

(Te)
tengo
retengo
pierdo
y contraataco,
me gano tu favor
vuelvo a engañarte
y te culpo
no grites por favor,
voy a intentar quererte
sin que te enteres
no soporto que lo sepas
me agobia, me pesa,
voy a dejar de respirar
voy a dejar de escribir
voy a dejar de vomitar
ningún papel resiste mi mierda
me tengo que callar
ciérrame la boca
y no pidas perdón
que necesito olvidarme de olvidar
y contraatacar
otra vez,
de corazón.
Vuélame los restos
mátame a besos
átame a otros
oblígame a recaer
esta droga nunca fue el problema,
pero sí que yo no lo pude creer.
Si desconfío a veces es porque
estoy muerta
de miedo
de menos
de monstruos
de más.
Tengo la sensación
de que ya he estado en este tren.
Suena otra canción
y el paisaje es el mismo
qué angustia
qué quieres que dibuje
si esto ya lo he visto.
Solo sé que te echo de menos
y te echo.
Lucho contra ello
no me haces caso
y desfallezco,
la guerra la perdí hace años.
Tú sabes más de todo eso,
vistes camuflajes
y eres bueno escondiendo lo que sea.
Maniobras con mis peros
y los conviertes en promesas.
Yo
prometo
prometo
prometo
todo el tiempo
cada vez más fuerte
y no sé donde me meto
Me
voy
a
matar
queriendo decirte
que te quiero
que no lo puedo evitar
pero quiero creer que sé que me tengo que callar.

-gimes a ritmo de rap-
-cállate...-

domingo, 25 de agosto de 2013

Fue un placer tropezar aquí

Todo lo que he sido,
todo lo que soy
fue de nada a ti.
A pesar de ti,
he conseguido estar
y mis comisuras tienden
a soñar hacia arriba
por lo que cuesta mucho
no sonreír.
Siguen escondiendo besos
secretos
pero ahora los
reservan a otro nombre,
y este sí viene a reclamarlos.
He escrito un final
provisional
pero fin al fin
y al cabo de tanto
seguirá significando adiós
y no hasta pronto, por favor,
como no hace tiempo.
Vuelvo a caminar
por donde antes te daba la mano
y no me importa,
tropiezo con otras
piedras
y se me escapan carcajadas
de dolor
cuando me clavo las más
pequeñas
en las palmas de las manos.
Ya no me visto de triste
porque tengo
quien me desviste
enseguida
a la vez que
me encuentra el hueso de la risa
y feliz
también
me cuenta
que en mi cama se debería
dar misa
porque lo que en ella pasa
es como poco milagro y divino,
o fiesta de guardar.
Sigo andando,
lo dejo todo atrás,
grito adiós
y me pongo contenta.
El eco para mí ya no existe,
no habrá respuesta,
y lo prefiero.
Lo cobarde es más fácil
de eliminar.
Perdóname, pero no puedo
perderme un lugar tan bonito
solo porque en otro tiempo solía oler a ti.
Y ahora que lo piso
y ya no llueve
-ni siquiera me da pena que ya no llueva,
cuando lo piso-
me parece un milagro
haber conseguido huir
sin perder el pulso
o dejar de latir,
como prometí.
Qué seductor resulta a veces
romper promesas,
y seguir viva.
Y qué bien sienta no cumplir
por ti,
ver llover en primavera
sin recordar otras tormentas,
darme cuenta
de que lo mejor que me has
inspirado
fue una saeta
al miedo penitente,
darle la vuelta al reloj
y no volver a estar pendiente
de qué hora fue
la última
o en qué minuto
me olvidaste,
recoger las cartas
que no tengo intención de enviarte
y quemar lo que escribía
cuando no sabía
que tu torpe lengua
no hacía planes,
mentía.
Qué bien sienta encontrar la redención
a un precio tan bajo,
no volver a condenarme
contigo
y haber perdido las ganas de jugarme
el cuello
por los colmillos de esa sonrisa
que me alegro
de no volver a ver.
Qué bien volar al mar y encontrarlo libre
grande
desafiante
incontenible
y no encogido en los iris
más egoístas del planeta.
Pequeño desengaño,
me has venido bien
y no te echo de menos,
sin ti
aprendí a ser un poquito poeta.





Que más puedo decir, la verdad
es que 
fue un placer tropezar aquí.

sábado, 24 de agosto de 2013

Masoquismos

El mundo busca evitar el dolor
como un enamorado que no quiere usar su corazón,
para no estropearlo.
Como una madre que te esconde las muñecas nuevas
para que duren un poco más.
A mí,
me gusta quitarle el plástico
a las cosas nuevas
y las que nunca se han usado
me dan grima.
Siento una ternura infinita por todo lo roto.
Si me dan una patada,
me gusta volver a colocar mi culo delante de esa misma pierna.
Si se ríen de mi torpeza,
busco salientes en la calle y la forma
de caer que me agriete las rodillas.
Si me dicen 'no te quiero'
repito la frase en mi cabeza hasta
que me la aprendo de memoria.
Jugar con el drama es una aventura peligrosa,
y algunos nos regocijamos.
Cuando tuve curiosidad
por tocar el fuego
dónde todos apartaban la mano
yo intenté hacerme la valiente,
sin ser yo nada de eso,
y me quemé
y me gustó.
Si me cruzo con el dolor
en medio de un paso de peatones
cuando el semáforo nos grita
que va a ponerse en rojo
yo le doy un beso, 
me lo tiro
y le invito a un cigarro después
-incluso alargo el rato de después
prometiendole dos vidas,
la de antes de conocerlo
y la que desde que lo conozco, ya no es mía-
tumbada sobre una de esas líneas blancas
mientras él se levanta y se va
evitando pisarlas,
y oigo como los coches arrancan.
He escogido caminar por la cuerda floja,
y como tantas otras cosas,
me gusta más hacerlo con los ojos vendados.
Cada vez que alguien me obliga a bajar
y pisar suelo firme,
-me abre los ojos y me dice: "¡Mira!"-
me imagino gritando 'fuego'
ante un pelotón de fusilamiento,
o 'a la carga' mientras levanto una espada
guiando a millones de ejércitos
contra quien osa obligarme a creer
que existe algo tan feo
como la cordura de los cuerdos
y que el resto del mundo
sí me toca,
que no existe mi margen.

Si es destructivo, sacia.
Pero el daño,
cuando me lo hacen lento,
me dejan con ganas.

Si quieres sabiendo que vas a caer de pie,
para qué quieres.

Apuesto a nada o nada,
apuesto a perder,
que es como la gente que quiere gana.

Tú dueles, amor,
y yo quiero hacerlo contigo,
porque auguro una victoria muy dulce
entre tanto masoquismo.




viernes, 23 de agosto de 2013

Te quiero rápido

Los viernes volveré a estar viva,
porque llego y tú estás esperando,
o vienes y no me haces esperar.
El cielo estará lleno de estrellas
que no veremos.
Y contarás sin querer los golpes
contra la pared,
o las guarradas que le grito al techo.
Los sábados veinticuatro horas,
enteras, con todos sus minutos,
para escoger qué, dónde y cómo,
y auguro que lo sé.
Los domingos estaremos guapos
y tristes,
desnutridos,
cansados, felices,
y seguiremos con el asunto
del día de ayer.
El lunes será horrible:
-bienvenida al mundo real,
tu rutina te ha echado de menos,
y espera, tediosa-.
Martes comienza la cuenta atrás,
y cuentas con el cronometro más lento
de la historia.
Miércoles es un día menos
y una pelea más.
El jueves te odio,
y el viernes vuelvo a quererte
y a estar viva.

Tú sigue girando.
Cada semana es como haber conseguido
dar muchas vueltas completas
en un columpio y saber que
cuando perdamos velocidad
la hostia va a ser monumental,
y también que da igual porque el mareo vale la pena.
Así que sigue girando,
y corramos más.
Te quiero rápido,
tenemos poco tiempo.

martes, 20 de agosto de 2013

Pídeme algo más que explicaciones

Esta vida puta
esconde los ases en sus mangas
y ha hecho que todos los sastres del mundo
olviden coser las de los demás.
Esta vida, puta,
guarda a las que son como ella acechando
detrás de las esquinas del tiempo
a ver en que momento puede mandarlas
a darle la vuelta a la seguridad.

Todo reside en el concepto de desdudar
-por qué no puedes entenderlo-
es tan sencillo
como que me fío más de ti
cuando me quitas la ropa.

Y no lo haces.

Solo puedo hablar de quizás
porque me ganan cinco a dos
los porqués suspendidos,
esos que tienen la respuesta equivocada
tanto
que
me obligan a ver que el pasado siempre vuelve
y vuelve más hijo de puta que nunca.

Cómo contarte...
Todas las veces que fui pequeña y
crecí intentando transformar palabras
en corazones materiales que regalarte,
que colgar de tu cuello;
buscaba demostrar y no decir,
buscaba hacer y no contar,
me expuse y me perdí,
y ahora recojo ese mismo órgano
le sacudo el polvo,
lo escurro,
y te lo presto otra vez
para que vuelvas a hacer con él lo que quieras.
Pero
cómo explicarte que cuando te quiero
soy mucho más egoísta
que cuando me convenzo de que no.

Quiero una propiedad exclusiva
que no necesite cadenas

-si corro el riesgo de perderlo no lo quiero,
o lo quiero más, lo quiero mío por decisión propia-

no hablo de fidelidad
EXIJO lealtad
y un todo que se entregue como nadie
que se ponga solo las esposas
que se ate a mi cama
y solo se sienta libre
cuando se encierra conmigo en la habitación.

Que me defina libertad como la facultad natural
que tiene el hombre de querer estar preso.
De convertirse en un reo
que se condena a sí mismo
a pasar horas sin dormir,

que se tortura a voluntad
cuando ve que yo nunca tengo sueño.


Porque sabe como yo,
que soy todo lo que necesita conocer de Madrid.

No sé si me explico,
pero tengo algo mejor que explicaciones
para ti.

Entre heroes y villanos, Raquel

Fue una boquita de piñón leyéndome a Neruda,
convertía cada verso en un cuento con música
para no dormir,
y soñar con los ojos abiertos,
como dicen que debe soñarse la poesía.
El cielo entero estaba atento,
la noche declaró la guerra
por ganar el derecho a ser perpetua,
ninguna estrella tenía intención de claudicar,
y la luna, que no entiende de rendición,
alargó su vuelta por oír al completo los veinte poemas
de amor.
Solo dejó amanecer al sol cuando saboreó
el final de la canción desesperada.
Y desesperada,
debió darse por vencida.
Pero que bien sonaba de su boca lo que Neruda
escribió,
por lo dulce que lo ven todo esos ojos de cacao.
Sus diez otoños apañaron un día parecer más,
poniéndose de acuerdo.
Y aunque todavía no les ha dado tiempo a suceder,
ya parecen más los veranos que han pasado entre sus manos.
Casi parece que solo se deja ser niña a ratos,
cuando el resto del mundo no mira,
o cuando miran todos,
para que nadie se de cuenta de lo rápido que crece,
para que nadie se ponga triste
porque crece.
Voy a regalarle todo el naranja del sol
este verano,
por valiente,
porque juega al pilla pilla con la risa
y siempre la encuentra,
porque cuando lo malo la toca
lo pinta de azul,
porque Raquel es nombre de ratona y de heroína,
y cada vez estoy más convencida,
de que viene de un cuento...



...que tendrá que contarnos.

martes, 6 de agosto de 2013

-De ida y vuelta-

Al menos una vez más.

He estado en ayunas,
esperándote,
que es como llamo yo a sobrevivir,
sin ti.
Me he dejado ser tuya,
y me he castigado también
por ello.
He querido fijar los puntos
y me he inventado,
al mismo tiempo,
las comas de esta historia
que podríamos definir como una carrera
eterna para llegar justos al tren.
No entiendo como me haces caso.
Parece que simplemente
te dejas contar,
mentiras o medias verdades,
empieza a darme igual.
Hemos dado vida a oportunidades
que para el resto del mundo
eran leyendas de incautos,
y he creído en ellas porque
(como dice la gente a la que quiero)
creo
en todo lo que no existe
y así a veces, encuentro cosas posibles
o imposibles que se cumplen.
Como que tú y yo volviéramos
a besarnos
un verano de estos.

He vivido el aquí y ahora,
y no he querido despegarme,
y no he querido pensar.
No me daba tiempo,
estaba ocupada intentando
recordar el color exacto de tus ojos
y adivinar
a quién andarían mirando ultimamente,
a las doce de la noche,
por ejemplo,
de cualquier viernes perdido.

Tienes pinta de salvar,
pero yo, asustada, he huido de rescates.
Le debo tanto a tus manos,
que el corazón me aprieta angustiado,
temiendo volverse tuyo
o quedar atrapado
en un para siempre,
por ser capaz de saldar la deuda
con todos menos contigo.
Que ya le debo a esas manos
demasiado
por todas las veces que sujetaron mi mundo
sin tener que pedirlo.

Nunca volviste a dejarme caer.

A aquellos que me exigían
que diese señales de vida,
les gritaba
que si querían saber de mí
que preguntasen a quién besas ahora.
Que ahí es donde pierdo la mitad de mis vidas
y gano miedos nuevos,
como cuando te pones guapo
y me olvidas.

Pero este Agosto no.
Estoy contenta.
Tengo media sonrisa congelada en la boca,
y un beso escondido en la comisura izquierda
que hizo que Peter Pan quisiese enrollarse conmigo

para encontrarlo,
pero no llevaba su nombre.

Llevo el tuyo,

en la boca.

Algunos se tatúan un brazo,
la nuca,
el gemelo o un dedo,

yo los labios

y tu nombre,


que no se me olvide nunca esa dirección.