martes, 21 de diciembre de 2010

Por ti y para ti

Del negro abismo del olvido no vale rescatar nada, se queda allí preso, se va el amor, se olvida, se desgasta, se destiñe el rojo en unos vaqueros y se rompen las costuras a la altura de las rodillas tras las sucesivas caídas, por haber rozado una y otra vez el suelo rasgándose y provocando pequeñas heridas que escuecen y se llenan de arenilla.
Se te empañan los ojos pequeña, no crees que sea verdad cuando te dicen: - Te entiendo.- Sin embargo en mi caso es verdad, te entiendo y me he sentido como tú, se me han roto otros pantalones y he caído mil y una veces sobre mis resentidas rodillas, para volver a levantar. Eso es lo que tú tienes que hacer, levantar.
Volar, ya te lo dije, no es tan difícil, sencillo, como aprender a caminar.
Ten siempre en cuenta que yo te quiero más. No escondas esa sonrisa. Y bésame la mejilla, como aquí, como en este momento, sobre ese árbol que fue testigo de juegos y confidente de desengaños, a la orilla del río que nos ha visto caer a sus aguas vestidas y medio desnudas, nos ha prestado sus gotas para calarnos la piel y jugar mojando nuestras sonrisas, ese río que fluye al mismo tiempo que nuestras vidas. No cambio por nada los momentos pasados a sus orillas.