sean ciertas o falsas,
se aprende siempre algo,
lo malo es que solo recordamos
lo aprendido cuando lo vivimos.
Entendemos menos de prevenir,
que de curar.
Penélope me enseñó a tejer
pero no a esperar,
es más
me dijo: tu Ulises no vendrá.
Mi bisabuela le decía a mi madre
"si es de ley, vuelve"
pero ay, abuela
mil veces han vuelto
sin conocer ninguna ley
llenándose la boca con la palabra libertad,
en un absurdo intento de imitar al
pirata más famoso de Espronceda.
Sin ser ellos nada de eso,
ni entender ellos nada del mar.
Mi libertad es estar presa
en alguien con nombre de escalofrío.
Algo así, como lo que decía Cernuda,
y 'si no te conozco no he vivido'
lo que es tan cierto como que llevo
veintiún años sin saber cómo se hace
eso de vivir.
Por lo que yo sé de las casualidades,
se parecen a abrir los ojos
o la boca,
reconociendo que el mundo te demuestra
que te equivocas
cuando piensas que existe un patrón,
que hay reglas,
que ciertas cosas se pueden dar por hechas.
Y aunque no sé nada de ti,
como buena casualidad,
demuestras que me equivoco
si te dejas encontrar,
cuando empezaba a asumir que jamás pasaría.
Hoy he empezado a vivir
porque te he visto
sentado justo en frente.
Tienes una sonrisa llena de colmillos
y los ojos más salvavidas que me han mirado.
Eres un naufragio en medio de una tormenta
de verano
que nadie esperaba.
Un golpe en la mesa
que dan los sueños
para demostrar que no son imposibles.
Un invierno improvisado mientras Mayo
llama a la puerta.
Un cubo de helado
esperando en la nevera,
como si intuyeras que va hacer falta
que guardes algo de frío
cuando nos hinchemos a generar calor.
Eres un león hincándole el diente al miedo,
porque ahora que te veo,
recuerdo que también sé ser valiente.
Eres un desconocido
desnudo
enseñándome a aprenderte
sin haber abierto la boca.
No sé a qué suena tu voz
pero me imagino a qué sabe,
y eso es lo mejor
que se me ha ocurrido nunca.
Tú no lo sabes todavía
pero hoy has hecho posible que yo exista.
Y no lo sabes todavía
pero existo mucho mejor
imaginándome que todo esto ocurre,
que tú ocurres,
y que yo te aprendo
y te guardo como una de mis historias favoritas.
Gracias, amor,
por cumplirte.