Brevedad
Fue bonito mientras duró un segundo
jueves, 11 de julio de 2019
Lo que viene
que pueda predecirme.
Saber que cuando tú pienses la palabra
yo la estaré pronunciando
y que el futuro, al fin,
será un claro de luz
abriéndose paso entre las nubes.
sábado, 23 de febrero de 2019
Bajo el puente de los suicidas
Aparece tu tristeza,
la paciencia de los atardeceres,
tu manera de envolverte en azules,
el suspiro ante la melancolía de los otros,
el amor que veías en el dibujo de mis ojos;
yo debí quererte más.
Pienso en ti y siento la nostalgia de los adioses,
la playa enarbolando sus rocas resilientes,
el silencio desdibujándose desde los acantilados,
un sábado mirando a los ojos
a aquella tormenta del norte.
No pienses que añoro la lluvia sobre tus labios,
o el ansia arremetiendo contra tu portal
(deseo de alguien que ya no conozco).
No pienses que quiero rescatar un cuerpo muerto;
ya he plantado amapolas sobre los restos
de aquello que pudo nacer en nosotros.
Sólo pretendo recordarme que debí quererte más.
Recordar, por ejemplo,
un paisaje que se desvela en tu carrete
o el comienzo de la noche pidiéndote cobijo;
sé que sucedió y no lo encuentro.
Recordar con asombro,
cuando tú hablabas de su luz,
o mis dientes encarcelando la duda
no sucedió, no quiero encontrarlo.
Asumir que mi verdad a medias
fue una espina en tu pecho
y que merecía todos los olvidos.
Desistir, y no volver a rozar tu pelo,
y gritarle al murmullo en las yemas de mis dedos
que ellas quisieron perderse lo.
Volver a dormir, estar a gusto sin ti.
Recordar que pude quererte mejor.
La ilusión se esfuma y eso mata.
Mueren los azules, la noche, el verano,
Todos caen desesperados desde un puente maldito
y alguien cuenta su leyenda a un visitante al lado de casa.
Cambias de objetivo.
Entonces llueve, nos despedimos.
Pienso en ti y me recuerdas que es cierto;
la poesía es el escondite de una idea
que pretendía ahogar el corazón.
viernes, 2 de marzo de 2018
Olvido de un amor que no se hace
pero es imposible querer a una invención.
martes, 26 de septiembre de 2017
Los restos del calor
Dice que le hago falta;
yo no sabía que podía hacer eso.
que creo que no quiere ver lo que está pasando.
Veré las gotas reposar en sus labios
un segundo antes de que caigan,
como aquella última semana
en la que nunca llegábamos a casa.
algo vencido
Mientras en mi garganta, latente
y demandante, existe atrapado un nombre.
que asoló mis ganas,
ni la duda que se acostó en mis labios,
cuando fue otro quien se despedía de mí.
donde todo se difumina.
Yo antes era otra.
Hace mucho que no espero nada de la vida,
así es cómo entiendo la aventura.
Sucede dentro del deseo
que cuando una ilusión rebosa,
aparece la realidad para acabar con todo.
entre los restos del calor,
que te estoy esperando.-
Ya no sé si ha cambiado algo,
O si puedo ser otra y la misma,
aunque me faltes tú.
jueves, 7 de septiembre de 2017
Nuestro primer capítulo
y me ha saludado el vértigo con curiosidad,
hacía mucho que no nos veíamos.
Se pregunta cuándo me han devuelto
las ganas de volar.
¿Dónde estaban?
Veo ahí abajo un espacio a mi medida.
¿Es de verdad?
¿Fui capaz de compartir mi sueño contigo?
¿Me dejé dormir en el hueco de tu cuerpo?
Cómo ha pasado esto.
Si has sido un baile.
Voy reptando lejos de esa seguridad
que se ha adherido a mis mejillas
y de la confianza que curvaba mi cuerpo,
boca arriba, por un beso.
Un beso breve en un baile.
Sí,
sólo ha sido eso.
Pero ahí sigue el espectro
de tu mano entre mi pelo,
capaz de moldear su libertad y la mía.
Cierro los ojos lo más fuerte que puedo
y zarandeo mi cabeza de un lado a otro,
para borrar la sensación de plenitud
que invade mi muro;
está dibujando grietas.
Debíamos suponer
que todo desaparecería al llegar a casa.
¿Sigo de camino?
Todavía llevo el eco en los labios
del deseo de tenerte cerca.
Todavía, estando ya tan lejos.
¿Lo ves? me están ardiendo las preguntas,
pero tengo tu olor en las muñecas
y mis manos anhelando las palabras
que evito escribir.
Dime,
¿qué hago ahora con todo este papel en blanco?
martes, 7 de marzo de 2017
Mujeres
En mi pueblo, en la ciudad,
Hoy la mayoría es una voz
que habla a través del tiempo
por todas las que apagó el silencio.
Nos componen los nombres olvidados
de las mujeres que debemos rescatar.
Aquellas que callaron
y sólo pudieron claudicar.
Las que se atrevieron a ser
y tuvieron que pagar por ello.
Rescatemos a las que se escondieron
porque escribir las convertía en prostitutas.
- La desnudez libre de la mujer,
siempre prohibida. -
A las que empujaron hacía delante la medicina
y tuvieron que compartir el mérito.
A las que sólo reconocieron
su trabajo porque un hombre quiso hacerlo.
A las que vieron como otros robaban su investigación.
A las que esculpieron con el corazón roto
y su mundo no les creyó.
A las que fueron artistas encarceladas
porque otros las decidieron musas.
A la hermana de la madre de mi abuela
que tuvo la valentía de tener un hijo sola.
A mi abuela, que siendo señorita,
se ponía los pantalones debajo de la falda.
A las que quisieron ser escuchadas,
A las que hicieron lo que quisieron,
A las que acusaron, encerraron
A las que acusaron, encerraron
A las que alzaron los puños en alto
A las que amaron y regalaron su talento.
A las que fueron humilladas,
A las que se fueron sin saber
A las musas que decidieron hacer arte.
Ahora nuestras voces se oyen más alto
porque en cada una
habita la palabra de otras diez.
Por mí y por todas las demás.
Grita,
grita hasta que todos lo oigan.
Grita hasta que la respuesta
Mujer,
grita,
siente tu lugar, tu poder, tu libertad y tu vida.
sábado, 11 de febrero de 2017
Donde vive mi letra
Mi bandera no es de colores;
pero ondea imitando al viento
y sobre un fondo blanco,
luce todos mis nombres.
Mi patria es la palabra
que define a quien me habita.
Familia.
Una ciudad
llena de casas
con las puertas
siempre abiertas.
Cada vez que me despido
salgo a la calle abanderada.
Esas letras son el aire limpio
que infla mi cuerpo
y mantiene mi paseo
a diez centímetros del suelo.
Orgullosa.
A veces me preguntan:
- ¿Sabrías explicar qué es el amor?-
Y yo pienso en ellos.
En unas escaleras abarrotadas
de niños que sonríen a la eternidad.
En mejillas frías sonrosadas
y manos jugando con la navidad.
En una cadena de mujeres
que se trenzan el pelo
mientras alguien planta flores
para resucitar sus sueños.
En forofos del Madrid provocando a otro del Barça.
En la risa a las seis de la mañana
cuando entramos, con sigilo, a casa.
En un abuelo enseñando a hilar la lana
mientras canta una canción
que nos recordarán mañana.
Pienso en este motor que bombea
con la fuerza necesaria,
sangre compartida e ilusión prestada.
En el valor borrando las fronteras
de un país que abarca un mundo,
y unido,
no le teme a nada.
Familia.
Un ancla que te permite parar a respirar,
otear el horizonte,
y sopesar los cambios de rumbo.
Una luz que ilumina tu mirada y
te calienta la sonrisa.
Una bandada de pájaros,
bailando con la brisa,
que esquivan
la tormenta.
Familia.
Un faro
que siempre
te espera
de vuelta.