viernes, 12 de octubre de 2012

Postdata...

Ojalá estuvieras aquí

'Nadie dijo que fuera fácil remontar el vuelo'

Supongo que algo hay que cenar,
si no estás por aquí cambiándome el hambre,
por ansia de ti.
Supongo que algo hay que engañar
si tú no me necesitas y yo necesito que vengas a dormir,
y a desayunar,
y que te quieras quedar.
Esta noche te sueño
y se me hace eterno esperarte,
con estos brotes de huida psicótica,
que no me dejan vivir.
De huir de ti, o huir hacía ti,
quién sabe, yo ya no sé
si te busco, rehuyo, o qué.
A veces me acuerdo de las ganas que te tuve
y las ganas que te tengo
y como han cambiado.
Aunque sigan aquí, tan adentro.
A veces nos vemos
y nos echamos de menos, a veces.
Yo muero mordiéndome el labio
siempre que estamos juntos,
y revivo en el después de,
cuando me miras de lado.
En tu lado.
En tu rincón del colchón.
En tu esquina de sábana.
(Aunque también sea cierto,
que coincidimos poco en la cama,
y que cada vez cuesta más resucitar.)
Me miras, a veces,
con esos ojos de chocolate
que tanto miedo dan cuando miran sin ver,
fijando pensamientos de quien sabe qué momento
que tú recuerdas y yo no.
De quién sabe qué nostalgia
por la que lucharás
para que mi desmemoriado corazón sea incapaz de olvidar.
Como una botella con mensaje venciendo a las olas,
contra todo pronóstico,
jurando que las letras que lleva son de amor,
y anclando en su isla.
Con la de historias perdidas que hay por ahí
sin nadie que luche por ellas.
Y tú tan persistente.
Yo soy de empezar la mía 'in media res',
y de aparecer desubicada en la tuya,
de repente, sin pintar nada,
con millones de lagunas,
de olvidos voluntarios de casi todos tus detalles.
Intentando redirigir todo a mi antojo.
Me ha salido tan mal...
que ya si que no pinto nada.
Antes dibujaba mil curvas rectilíneas
llenas de contradicción,
que se preguntaban siempre en que dirección andarías suspirando,
y por quién.
Que gota de sangre colmaría el vaso de este drama,
tan amigo de un payaso triste como tú.
Un chico triste como tú,
que solo sabe besar obsesiones,
que muere por abrazar clavos ardiendo,
escocerse los labios en cada beso,
y doler tanto como escuece mi piel
ahora que ya no la tocas.
No era nuestro momento,
y creo que seguimos estando equivocados.
Pero tú y yo siempre hemos disfrutado equivocándonos.







Sin amor, darlin'

A tú salud

Debería haberte arrancado la vida la última noche que nos vimos.
Debería haberme llevado ese cachito de ti que todavía me pertenecía,
y dejarte incompleto para siempre.
Así, como yo.
Sin embargo, tú solito la dejaste morir,
la única parte de ti que yo todavía salvaba.
No hubo entierro, ni final bonito o merecido,
nadie rasgó las cuerdas de un triste violín.
Lo único rasgado fui yo, lo único triste fui yo,
desde la punta del pie,
a los labios rojos de carmín.

Me creí tantas mentiras de doble filo
que cada vez que las recuerdo todavía hoy me acuchillan.
Después de todas esas paradas cardíacas,
tras todos esos suspiros perdidos,
y tú resultaste estar tan vacío.
'Con lo perfecta que es ella' te dije un día que volvías.
La escogiste y te salvaste,
y gracias a eso descubrí
que yo necesito más que un cobarde con prisa
que puede decidir a quién querer.

Una vez soñé que lo conseguías guardando
el corazón en la nevera.
Recubriéndolo de escarcha que helaba las pasiones
y las mantenía apartadas.
Puntos calientes huyendo del frío de esa mirada
de océano antártico. Tan congelado y vacío.
Tan azul y oscuro. Tan helado.

Toma, bebe, y cuéntame, recuérdame,
cómo hiciste con el mío,
ese que todo el mundo decía
que era de piedra,
y que resultó estar hecho del material más endeble.
Ese que huyó después de ti
dejando en su hueco las brasas
de un incendio mal apagado,
de pasiones mal consumidas,
y ese fantasma que acompañaba mis paseos
con un tintineo de cristal roto.

Cuéntame, ¿sabes que así fue?
así fue como quedé convertida en un susurro.
Así, a tú salud y a la de tu amante.

Y yo que solía olvidar ese dolor
tan rápido como los puntos de inflexión
de todas nuestras discusiones, como
las angustias de todos tus desaires,
como las ausencias que dejaron tus mentiras,
como las nostalgias que vinieron después.
Y yo que me creía ya curada
de esa mirada atlántica, de
ese misterio de chico raro y complicado;
y de toda tu historia.
Cuánto daño hiciste, y cuánto tiempo duras.
Acábate, que no me queda vino que apacigüe
las ganas de ti, y el dolor de ti.
Acábate, que no me queda fuerza
para luchar contra tus momentos,
contra tus detalles,
contra tus detalles feos.
Acábate, que yo me acabo.

Acabo consumiéndome entre cigarros,
(no sé si fumando sin saber como fumar)
y sin embargo me quedo sin humo donde ahogarme.
A tú salud y a la de tu amante.

Por favor, acábate, que quiero salir
de esta ruleta rusa, de esta espiral de inquietudes,
acábate, que quiero acabar de olvidarte.
Que quiero dejar de buscarte
en todas las letras de mi vida,
a la vuelta de todas las esquinas
o cada vez que me llueve.

No puedo decir que sea triste
que ya solo te recuerde con algo de cariño
los días en que me llueve,
por aquellos besos que fueron los únicos
con algo de verdad, algo bonitos y
tan mojados y tan llovidos.
Lo único que me queda, que me sobrevive,
lo único que no me estropeaste.
Brindo por eso, por ti y por tu amante.

Sin amor, darling.

viernes, 5 de octubre de 2012

Conspiraciones

Recuerdo, contra mi voluntad.

Llega Octubre y sus nostalgias,
a los ojos que esconden girasoles,
y escogen qué soles seguirán con la mirada.

Llega otoño y sus marrones,
trae predisposiciones al drama
y un baúl de recuerdos entreabierto
del que luchan por escapar antiguos días naranjas
condenados a un olvido premeditado,
estudiado con alevosía,
para convencer al corazón de estar enfermo
de amnesia selectiva,
contra todos tus detalles.

Y sin embargo,
qué crimen tan imperfecto.

Esta noche te quiero en mi cama
y mi corazón tiene uno de sus fuertes ataques de lucidez.
Hoy se acuerda de todo,
se acuerda de todo muy bien,
y ya no hay remedio.
No puedo hacer más que
llamarte, esperarte, desearte
en mi cama,
recordando aquella vez.
Reviviendo aquella vez.
Ay, aquella vez.
Ojalá, tú ya en mi cama, tan rápido como el otoño.